No soy un político, tampoco un periodista… soy un empresario, jubilado, pero empresario, para más datos, empresario familiar.

Tampoco me guía un afán de crítica, nada de eso. Además me siento con renovada ilusión por la etapa que ahora toca, esa etapa divulgada de que lo que toca es hablar y en el centro de todas las palabras el ciudadano, no súbdito y déjeme ser un poco exquisito, el centro de las palabras, en esta etapa, debe ser el ciudadano cliente.

Mi ilusión viene dada por noticias que me interesan y que en los primeros días de esta nueva etapa se oían, palabras para conciliar la vida familiar, una tarjeta sanitaria igual para todos los ciudadanos, quitar el cambio de la hora, regular el calendario para los puentes coordinándolo con los días escolares… todo, todo se podía arreglar con palabras.

Hay palabras que me interesaron más que otras y estreno un párrafo para enmarcarlas, palabras para la reforma de la educación, no de las educaciones de cada autonomía, de una educación coordinada, programada de un modo general para España, con ajuste fino… quiero decir que si un empleado de mi pyme es destinado a Jerez y su hija estaba en la lección 14 a día de hoy, mañana, en Jerez, comience con la número 15. Insisto, necesitamos homogeneizar la enseñanza, también la movilidad de las personas. Los ciudadanos, cuando hay un traslado, sufren un calvario con eso del colegio de los chicos y encima está lo del alquiler de vivienda que tiene su propia cola…

Pero hay PALABRAS con mayúscula y tienen que ver con la justicia, la lenta justicia y por ello menos justa, Presidente, esto hay que arreglarlo, no hay eficiencia y nadie entiende el embrollo montado en este país con tanta ley, como si los ciudadanos fuéramos tan malos. Los ciudadanos quieren entender las leyes como una proyección de su propio sentido común, quieren ser ejemplares ante sus conciudadanos, ante las instituciones, ante la familia y ante sus hijos, vamos normales, ciudadanos de los mejores del mundo.

Sigo con la JUSTICIA y con las palabras SUCESIONES y DONACIONES. Parecía que se iban a redimir, que toca también arreglarlas, que en esta etapa, todo se puede con palabras… Ahora, cuando se muere un ciudadano, otro, cónyuge o hijo, también ciudadano, tiene que pagar Sucesiones y las lágrimas son dobles, la muerte de su padre, es un ejemplo, y por el importe del injusto impuesto. “El primo de Madrid no pagó… es ciudadano cliente y me refrota que su padre ya había pagado por Renta”.

Me pregunto “por qué unos pagan mucho y otros tan poco e incluso nada ¿no somos todos los españoles iguales…?”. Presidente, esto hay que arreglarlo. Sé que el estado tiene que ser financiado entre todos y que el desarrollo de una sociedad madura, comprometida, debe ser impulsada por todos los ciudadanos, que debemos lograr una mejor distribución de la riqueza. Para ello el Impuesto sobre la Renta me parece el más adecuado.

El impuesto de Sucesiones y Donaciones fastidia al ciudadano ahorrador, al que construye sociedad con sus ahorros, que financian empresas y consecuentemente produce empleo y bienestar a otros ciudadanos.

Son muchos los agravios que sufren los ciudadanos, que las administraciones obvian. Estamos en la Unión Europea y aquí no tenemos unidad de mercado. Tenemos muchas leyes fiscales y demasiados criterios para aplicarlas…

Mientras, en este caldo de cultivo, se desarrolla la economía sumergida y como se sufre en unos porcentajes tan altos y desde hace tantos años, pienso que no se aplican los recursos y los fundamentos suficientes para reducirla. Ello produce injusticia y perjudica el desarrollo de empresas normales, se produce competencia desleal.

Sepa que abogo por la competencia leal y todos a cumplir

Le ruego señor Rajoy, que evite las injusticias fiscales que los impuestos cedidos a las autonomías producen, el ISD no debe existir. Fíjese que si un fresco, en vez de ahorrar, se lo gasta en asuntos locuelos, no sufrirá la doble imposición. Fastidia mucho. La Conferencia de Presidentes, parece, no abordó estos temas y para los ciudadanos supuso frustración.

En fin, no quiero repetir ni explicar todo lo que le pediría pues sería como hacerle el programa de gobierno y no me siento, del todo, preparado.

Le he dicho que soy empresario familiar y ello, es un orgullo, porque la actividad genera muchos puestos de trabajo, recursos para la sociedad y para la familia. Todo ello tan importante.

Le quiero pedir que antes de que acabe mi jubilación pueda ver que el Estado me trata como CIUDADANO CLIENTE, no debe ser una ilusión, debe ser una realidad posible. No dudo de que los políticos quieran hacer el bien para la sociedad, pero no les sale. Los ciudadanos llegan a dudar de sus intenciones y se distancian. Por favor faciliten la vida.

Hay que emplear más palabras para lograr más eficiencia en los hechos. Esto hay que arreglarlo.

Con todo respeto reciba mi más cordial saludo.

Jesús Gracia Armendáriz