Durante los últimos días el gobierno ha adoptado un conjunto de medidas urgentes con el fin de tratar de combatir el virus y paliar los efectos sanitarios, económicos y sociales de la epidemia. Desde el punto de vista económico, no es posible saber la duración de esta crisis, pero hay varias ideas que se pueden apuntar:
• La paralización de la actividad económica es temporal.
• Es mundial, y afecta especialmente a algunos de nuestros principales socios
comerciales.
• La indeterminación de la duración genera una incertidumbre adicional.
Que el origen sea una crisis de salud pública agudiza la incertidumbre y
requiere la cooperación a nivel de individuos, administraciones y países.
• La crisis pone de manifiesto la fragilidad de una parte relevante de nuestro tejido productivo, especialmente las empresas más pequeñas.
• Tiene importantes efectos sobre el empleo a corto plazo, a través de los ERTEs.
• Las consecuencias a medio y largo plazo están por determinar, pero todo apunta a que serán muy graves.
• Los efectos de segunda vuelta dependerán, en gran medida, de las medidas que se adopten.
• Las necesidades más urgentes de requieren dotar de liquidez al sistema, para evitar problemas de tesorería. Este hecho va a depender, en gran medida, de la política del BCE, que debe contrarrestar la potencial fragmentación de los mercados financieros.
• Los efectos sobre el déficit público se están reflejando en la prima de riesgo, que sube hasta 130 p.b. en un contexto de elevada deuda pública.

Por tanto, lo importante es no convertir una crisis temporal en una crisis muy duradera, no convertir una crisis de liquidez en una crisis de solvencia. Ello implica tomar medidas pensando en el largo plazo, aunque haya que adoptar medidas urgentes que mitiguen los graves problemas de tesorería.Es importante poner de manifiesto el apoyo al Gobierno en una situación muy complicada, no sólo desde el punto de vista económico. Las medidas aprobadas están en línea con las llevadas a cabo en otros países europeos y suponen un primer paso, por la vía de urgencia, para intentar apoyar al tejido productivo.
Desde el punto de vista de las empresas, lo más urgente en estos momentos es hacer frente a medidas que contrarresten la fuerte caída de ingresos. Es un problema que afecta a todas, grandes y pequeñas, por lo que es importante frenar, dentro de lo posible, la salida de caja que se produce a través de diferentes partidas: personal: sueldos, cotizaciones sociales; alquileres; proveedores; deudas financieras; impuestos; dividendos.

En el caso de los dividendos, el artículo 348 bis de la Ley de Sociedades de Capital obliga a las empresas al reparto de dividendo cuando lo solicite algún socio, si no hay acuerdo unánime en contrario en los estatutos. Hay que tener en cuenta la importante repercusión que tiene en las empresas familiares no cotizadas, por lo que una de las medidas necesarias es la moratoria de este artículo hasta la superación de la crisis.