El patrimonio de las empresas familiares no se mide solo en riqueza, sino en un legado de valores y de cultura empresarial que se transmite de generación en generación. Sin embargo, mantenerlo a lo largo del tiempo no siempre es sencillo. De hecho, más del 70% de las empresas familiares no logran sobrevivir a la segunda generación, y solo un 30% llega a la tercera. Una manera de proteger el patrimonio de las familias empresarias que cada vez está adquiriendo más protagonismo es a través de las family offices.

La Asociación de Empresa Familiar de Aragón (AEFA) organizó una jornada junto con PwC para conocer más sobre esta figura, las ventajas que ofrece, su funcionamiento y cómo ponerla en marcha.

Lucía Coto, socia responsable de Empresa Familiar de Tax & Legal de PwC España, analizó los desafíos que amenazan la continuidad del legado familiar, y mencionó, en concreto,

  • La disminución de la dedicación a los negocios familiares a lo largo de las generaciones.
  • Menor disposición a asumir riesgos y temor a fracasar frente a una trayectoria exitosa de las generaciones anteriores.
  • Aumento de las expectativas de estilo de vida.
  • Crecimiento más rápido del número de miembros familiares que del patrimonio.

Frente a esta realidad, el family office ofrece una estructura que permite profesionalizar la gestión patrimonial, integrar a las nuevas generaciones y planificar estratégicamente el futuro familiar.

¿Qué es un family office?

Un family office es un vehículo especializado para gestionar de forma profesional el patrimonio de una familia empresaria. A diferencia de la gestión empresarial, su objetivo principal no es generar ingresos operativos, sino preservar el patrimonio, asegurar su transmisión generacional y mantener el poder adquisitivo familiar, todo ello fomentando la cohesión del grupo en torno a un proyecto común.

¿Cuándo es el momento adecuado?

Crear un family office es recomendable cuando el volumen del patrimonio supera un umbral difícil de gestionar con medios tradicionales. En España, aunque solo un 12% de los family offices gestionan más de 1.000 millones de euros, se ha producido un crecimiento importante en aquellos con patrimonios más modestos, a partir de 20 millones de euros, con estructuras más simples y eficientes.

¿Cómo se pone en marcha?

La creación de un family office debe abordarse en tres fases clave:

1. Reflexión estratégica

Definir objetivos claros, verificables y con un horizonte temporal. Estos objetivos suelen agruparse en tres categorías:

  • Capital económico: mantener el patrimonio familiar y asegurar un nivel de vida sostenible.
  • Capital intelectual: garantizar educación de calidad a las nuevas generaciones.
  • Capital familiar: mantener la unidad familiar en torno a valores comunes.

2. Gobierno y estructura

La creación de un family office (FO) depende del tamaño del patrimonio que vaya a gestionar. Así, en primer lugar, hay que distinguir entre “single FO” y “multi FO”. La primera se recomienda para grandes fortunas, que asesoran en materias fiscal, contable, legal, inversora y reporting de forma exclusiva. La segunda consiste en la contratación de agencia asesora multicartera y es aconsejable para patrimonios más pequeños.

En cualquier caso, Lucia Coto aconsejó comenzar por una estructura sencilla e ir adaptándola según las necesidades. Si que consideró imprescindible que el director de la family office sea un profesional independiente, no vinculado a la familia, con conocimientos técnicos y soft skills.

Una vez decidido el tipo de FO y su dirección, la estructura más adecuada sería la que incluya:

  • Un Consejo de Familia que agrupe a los miembros de la familia con capacidad de decisión. Será el encargado de elaborar el plan estratégico y servirá de encale entre la familia y la empresa.
  • Un Comité de Inversión formado por el director de la FO y algún miembro de la familia. Su función será la de analizar aspectos técnicos que ayuden a la toma de decisiones.
  • Pueden integrarse otros comités como, por ejemplo, el «Next Generation» para formar a los más jóvenes de la familia y se vayan forman en sus roles futuros.

¿En qué invierten los Family Offices?

En España, la preferencia actual está en la inversión inmobiliaria, aunque ha aumentado el interés por la renta fija y, más recientemente, el private equity y las startups. Esta diversificación busca rentabilidad, control del riesgo y sostenibilidad.

En resumen, como explicó Lucía Coto a lo largo de la sesión, el éxito de un family office no se mide solo en rentabilidad financiera, sino en garantizar la continuidad del legado familiar. Para ello, se requiere formar a las nuevas generaciones no solo en finanzas, sino también en valores, comunicación, liderazgo y gestión empresarial.